La politización de la población mexicana ha tomado un rumbo sumamente interesante, el cual, si es aprovechado de manera correcta por la sociedad, podría convertirse en un catalizador de buenas decisiones y, por ende, mejor calidad de vida para los casi 130 millones de habitantes de nuestro país, ya que, la politización ha provocado que se pongan a debate público temas que antes eran considerados como tabú o, simple y sencillamente, no eran parte de los comentarios de sobremesa en los que las familias discutían el rumbo que guarda su comunidad.
Es por lo anterior que, recientemente se ha comenzado a tocar el tema en debates de café y discursos públicos, sobre la ideología de izquierda que nos gobierna en la actualidad, de sus resultados, pero sobre todo, del futuro próximo de nuestro país, ya que, como todos sabemos, una de las elecciones presidenciales más controversiales de los últimos años se asoma en el horizonte nacional a espera de que millones de mexicanos decidan el rumbo que tomará su país, es decir, si continúan de la mano de la izquierda y sus preceptos comunitarios o, en su defecto, optan por virar el timón hacia una nueva propuesta de derecha.
Sin embargo, es justamente ahí donde estriba la problemática ya que, como bien sabemos, el país se ha decantado en su mayoría por elegir a la primera opción sin que hasta el momento haya surgido una verdadera alternativa que proponga en la batalla de las ideas, el “como sí” se podrían resolver los problemas no solucionados por el régimen actual y, no solamente quedarse en el plano del “como no”.
Tal como lo hiciera en su momento el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, comenzando su lucha desde hace muchos años basado en los preceptos de la izquierda latinoamericana, ligada a los ejemplos de Brasil, Cuba y Venezuela, hoy en día comienza a surgir la interesante propuesta en nuestro país de una derecha modernizada, la cual, si bien es cierto, ha sido estigmatizada y utilizada como un calificativo peyorativo, en realidad cuenta con los mismos derechos y errores que su ideología contraria, es decir, la izquierda.
Originalmente la derecha es reconocida por sus principios ligados al orden, los valores, la protección de la familia y la vida desde su concepción hasta su muerte natural, la economía de mercado, el nacionalismo, y por ir en contra de los sistemas comunistas. Empero, de vuelta a la realidad mexicana, es muy importante que, los liderazgos que quieran abanderar la propuesta de una derecha moderna, tengan la habilidad de comunicar de manera efectiva sus ideas, las cuales deberán de girar entorno a lo propuesto en el ideario de la Democracia Cristiana, quienes en primera instancia pugnan por un sistema en el que prive la igualdad de oportunidades en contraste con sus disímiles quienes protegen la igualdad de condiciones, asimismo, busca proteger la dignidad humana poniéndola al centro de la toma de decisiones.
Partiendo desde el conocimiento que los extremos son irreconciliables, la derecha moderna deberá centrarse en el justo medio, es decir, acercarse a una propuesta desde la centro-derecha basada en las ideas antes descritas, las cuales, ante un eventual gobierno de dicha ideología deberán llevarse a una realidad reformadora, es decir, no solamente un cambio de gobierno, sino más bien, un cambio régimen por medio de la instauración del primer Gobierno de Coalición en la historia de nuestro país con la finalidad de reconciliar a una sociedad que día a día se polariza y se divide, tal como lo hicieran en su momento los representantes de los partidos Demócrata Cristiano en Alemania de la mano de Angela Merkel y en Chile con Eduardo Frei.
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