Mucho se ha escrito ya sobre la difícil situación por la que atraviesa el municipio de Cajeme, en la que, cientos de familias, así como también, aún en mayor cantidad, mujeres y hombres jóvenes, han decidido emigrar hacia otras ciudades como Hermosillo, Monterrey, Guadalajara o a Estados Unidos, en búsqueda de mejores oportunidades para cumplir con sus objetivos de una vida digna.
Empero, comencemos por partes, es justamente el municipio de Cajeme el que fungió como hogar donde germinará la semilla de la afamada “Revolución Verde” en manos del ganador al Premio Nobel de la Paz, Norman Borlaug, quien con la ayuda de cajemenses de alto valor, lograron construir las bases de una nueva manera de ejercer la agricultura a nivel mundial, lo cual, según diversos estudios, generó las condiciones necesarias para acabar con la hambruna en gran parte del oriente medio en los años ochenta.
Sin embargo, durante las últimas dos décadas, el municipio de Cajeme se ha convertido en atractivo, no necesariamente de lo positivo, sino más bien, de un sinfín de situaciones que conforme el paso de los años se han ido acumulando hasta lograr que hoy en día la que alguna vez fuera conocida como “El Granero de México”, o la ciudad más limpia y ordenada del país, se haya convertido en una de las ciudades más peligrosas e inseguras del mundo, de la cual, el orgullo que antes sentían sus habitantes por decir: “soy de Ciudad Obregón”, poco a poco ha ido perdiendo su fuerza.
Algunos de los síntomas más evidentes en la sociedad cajemense, de que, el sistema de la ciudad no funciona de manera correcta son la gran cantidad de remesas que ingresan al municipio, las cuales, si bien es cierto representan una entrada extra de dinero a la región, no son más que un “juego de suma cero” como afirman los economistas ya que, quienes envían dicho dinero son jóvenes que tuvieron que emigrar hacia otras nacionalidades donde consumen, pagan impuestos, e invierten la mayor parte de sus ganancias, logrando la asombrosa cantidad de 24 millones de dólares en el segundo trimestre del año en curso, duplicando su monto en tan solo diez años. En contraste, la inversión Extranjera Directa en Cajeme se ha mantenido en niveles similares prácticamente desde inicios del siglo actual.
Muchas son las causas de esta debacle, si bien, se dice que, los tiempos difíciles hacen hombres fuertes, los cuales generan buenos tiempos, y los buenos tiempos generan hombres débiles, es una espiral que la historia nos ha demostrado repetir tal como si se tratara de un capricho, es por lo cual, una nueva generación de mujeres y hombres comprometidos con su municipio que cuenten con la suficiente responsabilidad social para darse cuenta de que, Cajeme es ciudad de todos y no solo de unos cuantos, y que, lo que pasa en cada uno de sus hogares repercute directamente en la vida de los demás, será necesaria para sacar adelante una vez más a un municipio que era reconocido por su prosperidad.
Volver a empezar, significa hacer una pausa en el camino para identificar qué es lo que nos puso en esta situación, pero sobre todo, trazar una ruta integral por medio de un nuevo pacto social en el que todos sus habitantes pongan de su parte, tanto en derechos, como en obligaciones, para volver a retomar el rumbo. En pocas palabras, una refundación, aprovechando no solamente de manera estética y de celebración el centenario de vida de Cajeme el próximo 2027, sino más bien, como una nueva oportunidad para un nuevo comienzo en búsqueda de la senda del progreso para todos.
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